¡No hay mejor forma de aprender que divirtiéndose! Que los niños se alimenten de forma equilibrada y variada es una de las mayores preocupaciones de cualquier madre o padre, y la cocina es un aliado que nos hará más fácil esta tarea.
De la misma forma en la que tus hijos aprenden nuevas palabras, nuevos hábitos e incorporan nuevas rutinas, deben aprender a conocer los alimentos. Hace 100 ó 50 años, nuestros tatarabuelos, bisabuelos y abuelos estaban en contacto directo con los alimentos: asistían a matanzas, ayudaban en la cocina, recolectaban las cosechas, recogían huevos de los corrales… El cambio de una vida rural a entornos urbanos ha supuesto una ruptura, que nos ha separado de los alimentos en su estado natural.