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La felicidad de los niños: el amor y el contacto

La semana pasada, tuvimos la suerte de asistir a una de las inspiradoras conferencias de Emilio Duró, consultor y coach, especializado en el estudio de la felicidad y el optimismo como motor vital.  La conferencia se celebró en Fiturtech, el foro de tecnologías y turismo de la Fitur.

Muchas son las lecciones que podemos extraer de su discurso, que gira en torno a la influencia positiva del optimismo, la alegría y la pasión en nuestra vida personal y profesional. Duró ha ofrecido muchas ponencias, muchas de ellas se pueden ver en diversas páginas web, pero parte de su mensaje tiene una gran repercusión en la forma en la que educamos a nuestros hijos y en cómo podemos predisponerles a un futuro de equilibrio emocional más sano y productivo.

“Los que triunfan son los optimistas”

Emilio Duró hizo esta contundente afirmación durante su intervención en Fiturtech, y tras preguntar al auditorio, afirmó que “el  50% no es optimista, mucho se creen que tienen una actitud positiva  y realmente no es así”.  Duró recomendó a los asistentes “rodearse de gente positiva, y gestionar la negatividad”, para evitar que nos afecte negativamente.

Además, para Duró, hay que aprender a sacar provecho de la adversidad, aprender lecciones útiles, pero afirmó que el sufrimiento “no ayuda a aprender”, más bien, las experiencias positivas evocan sentimientos positivos que refuerzan lo aprendido. Abogó también por dedicar más tiempo a la gente “normal, positiva y que se esfuerza” que a las personas conflictiva que, lamentablemente monopolizan la atención de sus superiores, profesores, familiares y amigos, en detrimento de quienes tienen una actitud más amable.

La felicidad: ¿se nace o se hace?

Para este célebre intelectual, los seres humanos estamos acostumbrados a dar el 100% de nuestra energía para entablar una relación y, una vez obtenida, la descuidamos. Con nuestros hijos sucede algo similar: la vorágine de la vida, los deberes profesionales y personales, los compromisos y las ocupaciones nos restan tiempo de calidad con nuestras familias, y en ese proceso, nos perdemos el desarrollo físico y emocional de nuestros hijos. De alguna manera, desconectamos de estas emociones y relaciones que, a la larga, se diluyen y son difíciles de reconstruir. Y la felicidad reside en el equilibrio, y sin el amor de los tuyos, es imposible alcanzarlo.

Emilio Duró hizo una brillante presentación centrada en la emoción, la pasión y la felicidad. Imagen en Sukiweb.net
Emilio Duró hizo una brillante presentación centrada en la emoción, la pasión y la felicidad. Imagen en Sukiweb.net

Para los niños, el contacto físico y la atención son muy importantes, no sólo para establecer los lazos afectivos con su entorno, sino para “conectarse al mundo”, y encontrar ese equilibrio. Por eso, para Duró “ser alegre no es un conocimiento, es una actitud” que depende de varios factores genéticos (hereditarios) y, sobre todo, del aprendizaje emocional. Si los pequeños crecen en un ambiente sombrío, opresivo y triste, tendrán una tendencia hacia el pesimismo; pero si los niños están en contacto con un entorno expansivo, feliz y positivo, les estamos inculcando la capacidad de sobreponerse a las dificultades y de enfrentar la vida con la mejor actitud.

Emilio Duró insistió en la necesidad de “aceptar nuestras limitaciones y entender las ajenas, lo que nos permite motivar mejor” a quienes nos rodean.  No se trata de no exigir esfuerzo y superación a nuestros hijos, sino entender cuáles son sus capacidades y pedirles que se superen a sí mismo, no que superen a los demás.

Duró también cree que debemos ser conscientes de que todos somos distintos, y entender estas diferencias es la llave que abre la puerta de nuestro potencial; si nuestro cerebro es “derecho” seremos activos, apasionados, irreflexivos y aventureros, mientras que los “izquierdos” son poseedores de personalidades más estructuradas y matemáticas. Entender estas particularidades, y ser capaz de observarlas en los más pequeños nos ayudará a encontrar las herramientas para estimularles  y para ayudarles a superarse.

“El mundo es joven”, afirmó Duró, quien expresó su admiración por la inagotable capacidad de aprendizaje de los niños, que construyen toda su estructura emocional y la capacidad de expresar sanamente sus sentimientos y emociones en la primera infancia (hasta los seis años). Por eso, subrayó que en este momento de la vida de los más pequeños  “el contacto es necesario”, y ser partícipes de sus experiencias, tropiezos y aciertos nos permitirá construir las relaciones personales que determinarán su comportamiento en el futuro.

Para Duró, la felicidad es producto de la combinación de una vida y alimentación saludables, de actividades deportivas y descanso, de ocio y aprendizaje constantes, con una rica vida emocional y con un referente espiritual que mantenga el hilo con el alma. “Nadie dedica toda su vida a un mismo trabajo, hay que cambiar e innovar para ser feliz”, afirmó Duró, que recordó que dedicar toda la energía al trabajo y descuidar la familia es la mayor fuente de infelicidad, para uno mismo a para su familia.

Duró cree que “para tener las cosas hay que quererlas, hay que invertir amor en ellas”; por eso, debemos dedicar atención y amor a criar a nuestros hijos, transmitiéndoles buenos sentimientos y optimismo, ya que “las emociones se contagian” y es mejor compartir buenas energías.

Finalmente, Duró compartió un pensamiento que no sólo se aplica a los adultos, sino también a los pequeños: hay que encontrar un sentido a la vida, y eso es lo que nos impulsa a vivir, por eso, debemos procurar que los niños no pierdan su capacidad de soñar, porque los sueños alimentan las ilusiones y son factores claves para conseguir la felicidad que les convertirá en triunfadores.

Os dejamos uno de los numerosos videos, disponibles en YouTube, en los que Emilio Duró diserta sobre la felicidad; disfrutadlo!