Aunque en España hemos adoptado algunas manifestaciones navideñas de origen europeo, como el árbol de Navidad, muchas tradiciones, de origen medieval, siguen muy vivas en nuestro país, y han sido reinterpretadas también en otros países de influencia hispana, especialmente en América Latina.
Las cenas de Navidad y Fin de Año, y las comidas de Navidad y Año Nuevo son parte de un calendario familiar muy extendido a nivel mundial, aunque los manjares que se pueden degustar en España varían mucho de norte a sur. En regiones con tradición marinera, el pescado y los mariscos son los protagonistas, mientras que en el interior las aves (como el capón y el pavo) son el plato principal de los banquetes. Los postres típicamente españoles, como turrones, mazapanes, polvorones y mantecados, inspirados en la dulcería de origen árabe, ponen el broche final antes del brindis, con cava o sidra.
Tras la comida de Nochebuena, el 24 de diciembre, muchas familias ofrecen a los niños los regalos navideños y siguen acudiendo a las iglesias, a la Misa de Gallo, una homilía especial que se celebra la medianoche del 25 al 25 de diciembre, que conmemora el nacimiento de Jesús y recuerda que el primer animal que presenció el alumbramiento de Cristo fue un gallo.
Precisamente, la escena del nacimiento del redentor es uno de los elementos decorativos más típicos de España. También llamado pesebre o nacimiento, el Belén representa, a través de pequeñas figuras de arcilla o porcelana, el nacimiento de Jesús. En las casas, las familias procuran decorarlos con mimo y detalle, al igual que las escenas que pueden verse en las plazas de ciudades y pueblos, y en los escaparates de tiendas, centros comerciales y otros puntos de interés. La tradición del pesebre tiene su origen en el siglo XIII, cuando San Francisco de Asís instaló un pesebre dentro de una cueva, en la que luego se celebró la misa de Nochebuena en el año 1223; y tuvo tanto éxito que se adoptó como costumbre en toda Italia, desde donde la importó, en el siglo XVIII, el rey Carlos III, a España.
Los Reyes Magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, protagonistas de muchos belenes son, además, los personajes centrales de la Navidad española. La Biblia, en el evangelio de San Mateo, menciona a tres Magos, que vinieron de Oriente, siguiendo una estrella que les guió hasta Belén, al establo donde se refugiaron María y José para traer al mundo a Jesús. Trajeron regalos (oro, incienso y mirra) al recién nacido, y desde ese momento, son los encargados de hacer felices a los niños en la mañana del 6 de enero.
El 5 de enero por la tarde, los Reyes Magos se pasean por las principales ciudades españolas en carrozas ricamente decoradas, repartiendo caramelos y preparándose para dejar los regalos a los niños durante esa noche. Para asegurarse de recibir sus regalos, los pequeños dejan sus zapatos en un lugar visible de la casa, acompañados de comida para los Reyes, sus pajes y sus camellos. Si los niños se han portado bien, recibirán aquello que pidieron en sus cartas a los Reyes; sino, descubrirán trozos de carbón dulce en sus zapatos. También ese día, como desayuno o como postre, se toma un bizcocho cubierto de frutas escarchadas y azúcar, con una sorpresa en su interior, llamado Roscón de Reyes, que tiene sus raíces en costumbres paganas romanas, adaptadas a la tradición cristiana, y traída, desde Francia a España por Felipe V, como culminación de las fiestas de Navidad.
La Nochevieja (31 de diciembre) y Año Nuevo (1 de enero) marcan el final de un año y el comienzo de otro, y es una celebración menos familiar, más lúdica y más festiva, en la que se comparte con amigos, en fiestas privadas o multitudinarias, la llegada de un nuevo año. La tradición de tomar doce uvas con las campanadas a las doce de la medianoche, es única en todo el mundo, y se remonta a principios del siglo XX, cuando, en 1909, los cosechadores de uva tuvieron una gran producción y, para deshacerse del excedente inventaron el rito de tomar las uvas de la suerte en la última noche del año.
Otras tradiciones regionales: Cataluña, País Vasco, Galicia
En País Vasco, Cataluña, en la localidad de Algeciras y en la Comunidad Valenciana, los ritos y símbolos navideños se adaptan a las costumbres locales; y en muchos lugares tienen un denominador común: figuras paternales, bonachonas y graciosas, similares a Santa Claus, que traen regalos y viven en lugares apartados de los paisajes locales, como el Carbonero (Olentzero), el Apalpador gallego, el Cagá Tió catalán o leño de Navidad, o el Zangarrón de Zamora. Los juegos infantiles también tienen un significado navideño, y buscan llamar la atención de estos personajes o de los Reyes Magos para que les encuentren y les dejen los presentes que pidieron en sus cartas. En Cataluña, Papá Noel trae los regalos navideños a los niños mientras duermen, y en la mañana del 25 de diciembre, podrán abrirlos.
El contacto con la naturaleza está también tras otros ritos locales, por ejemplo, en Galicia, como el tizón de Navidad, una costumbre de origen celta que ha derivado en el delicioso tronco de mazapán, que se toma como postre en la Nochebuena, tras dar buena cuenta de los mariscos y pescados como el besugo o el bacalao.
En el sur, los villancicos adquieren ritmos aflamencados, y son la banda sonora andaluza durante las Misas de Gallo locales, costumbre que comparte con el resto de España, y con muchos países de Latinoamérica, donde esta celebración religiosa sigue teniendo un gran protagonismo.
La Navidad es un reflejo del acervo cultural de cada país, y transmitirlo a tus hijos es un regalo maravilloso que conservarán entras entrañables tradiciones, de generación en generación, para el mayor disfrute de grandes y pequeños.